Eva Millet dirigió el sábado una conferencia coloquio dirigida especialmente a los padres y madres de los participantes más pequeños de Brafa. La palabra clave: «hiperpaternidad«. La periodista y escritora alertó a los asistentes sobre los problemas derivados de este modo de educar a los hijos.
Con decenas de artículos, conferencias y varios libros publicados, Eva Millet se ha convertido en un referente en este campo y en Brafa apuntó directamente a los problemas derivados de la hiperpaternidad: “El hijo se ve como un producto que requiere una gran inversión”, explicó.

De ahí las prisas que los hiperpadres tienen para que sus hijos inicien el aprendizaje, fiándose de lo que denominó “neuromitos” educativos. “A partir de los tres años, el cerebro…” Y fuerzan la máquina para impulsar su desarrollo precoz, cuando la realidad científica es que le cerebro se desarrolla ¡hasta los 25 años!
Conseguir el hijo perfecto parece una exigencia en sociedades desarrolladas. “Todo tiene que ser perfecto”, explicaba Eva Millet. Los dientes, el cuerpo, el modo de vestir y… los hijos.
Nos anticipamos y eso no es bueno
En términos generales, la hiperpaternidad, según Millet, consiste en “anticiparse por sistema a las necesidades de nuestros hijos”, transmitiéndoles indirectamente un mensaje equivocado: “sin mí no puedes hacerlo”.
Un ejemplo: los deberes escolares. ¿Cómo hacen nuestros hijos los deberes? ¿Cuánto tiempo les dedicamos a ayudarles? O, llegando al extremo, ¿se los hacemos? Millet subrayó en este punto una idea: ¡son sus deberes!
Otro: ¿cómo aceptamos lo que los educadores nos explican de nuestros hijos cuando es negativo? ¿Los justificamos con “es que ha tenido un mal día”, la profesora no lo comprende, etc.? También el entrenador o cualquier persona dedicada a la educación de los chavales.
Millet se refirió a la capacidad de tolerar la frustración: “Todos nacemos con una baja tolerancia a la frustración, pero hay que ir aprendiendo”, señaló, porque esta experiencia les ayudará en sus vidas a superar muchas situaciones.
El juego, la mejor extraescolar
En los últimos años, ha crecido la oferta y la necesidad en algunos casos de que los hijos realicen actividades extraescolares. Eva Millet alertó sobre el exceso: además de acabar cansados, a los niños “les quitamos un tiempo muy preciado: el de jugar”. Muchos niños no tienen tiempo para jugar, y se sabe que el juego es necesario para su desarrollo.
Citando un estudio realizado con chavales de España, Francia y Estados Unidos, Eva Millet afirmó que los niños de entre 5 y 13 años “estaba jugando menos tiempo al aire libre que los presos de una cárcel de alta seguridad”.

Ansiedad y estrés
Otro aspecto importante que citó es el estrés y la ansiedad que provoca este modo de educar y su influencia en el ambiente familiar. Los hiperpadres e hipermadres sufren actuando de este modo estrés y ansiedad. “Criar hiperhijos es extenuante”. Los padres y madres sufren porque no se consideran buenos padres y madres.
De hecho, también los hijos acaban después sufriendo ansiedad por el miedo a fallar, dado que no les hemos dado la oportunidad de hacerlo antes, y en el momento de tomar decisiones por sí mismos, se bloquean.
Estudiar chino puede esperar
Tal como ha evolucionado la sociedad, las familias del colegio, por ejemplo, tienen especial relación entre sí. Esta circunstancia es positiva, pero puede provocar una competencia entre ellas en la educación de los hijos. “¿Ya has apuntado a tu hijo a clases de chino?.” Las familias pueden entrar en esta rueda de la competencia por el temor de quedarse atrás y reaccionar errónamente.
Eva Millet se refirió a diversos tipos de hiperpadres: los helicópteros o dron (controladores), los asistentes personales (le hacen todo al niño), los apisonadora (les abren el camino), los manager (de futuras estrellas deportivas, por ejemplo), y los bocadillo (sostienen el bocadillo del niño para que vayan mordisqueándolo).
En el caso de los padres manager, se refirió a la campaña de Brafa #noseashooligan y el fenómeno que denuncia: hay chavales que han dejado el deporte precisamente por no soportar la presión de los padres.
Educación del carácter
Finalmente, la periodista se refirió a la educación del carácter. La educación no consiste únicamente en la adquisición de conocimientos, también necesitamos formar a los niños en el carácter para poder aprovechar ese conocimiento.
Para educar el carácter, los chavales necesitan límites. Esta es una función de los padres, que son el “poder ejecutivo, legislativo y judicial”, sobre todo en las primeras etapas. Y la confianza. Cuesta, pero es necesaria.
Durante el coloquio, los asistentes compartieron algunas experiencias y resolvieron algunas dudas con la ponente. La conclusión general fue que debemos examinar si ejercemos de hiperpadres de alguna manera y mejorar así la educación de nuestros hijos.
Para tomar nota:
- La mochila del colegio pesa, pero la deben llevar los niños. En cualquier caso, es mejor coger algunos libros y que nuestro hijo la siga llevando.
- Si tu hijo se cae (una caída tonta) y llora, espera un momento antes de acudir, para ver si se levantan solos y superan la situación. Es un gran aprendizaje.
- A veces hay que permitir que los hijos se equivoquen y que sepan que estaremos ahí para ayudarles.
- Preguntarlo todo (¿quieres cenar?) no les ayuda. Pídeles que hagan lo que deben hacer.
- Los niños necesitan límites para saber hacia dónde van. No tenerlos les desconcierta.
- Eva Millet es autora de tres libros dedicados específicamente a estos aspectos que vale la pena leer.