Jonathan Gómez es diplomado en Educación Primaria, en la especialidad de Educación Física, y profesor en la escuela Víctor Català, en el barrio La Prosperitat. Además, ha sido entrenador en clubes como el Club Esportiu Europa y el Sant Gabriel, en diferentes categorías, tanto masculinas como femeninas, y actualmente forma parte del staff del juvenil femenino del FC Barcelona y, puntualmente, del primer equipo.
Esta ha sido su cuarta temporada en Brafa y la tercera con un equipo con el que acaba de ganar, en el último partido, su campeonato.
¿Cómo están los chavales después de este partido tan importante? ¿Has conseguido que gestionaran bien las expectativas y el estrés?
En las últimas semanas de competición, los chicos gestionaron muy bien el estrés y la presión por el resultado. Intentamos evitar cualquier situación de presión que llevara al hecho de querer conseguir ganar por encima de cualquier otro valor, manteniendo los mismos hábitos en la preparación de partidos y, en los entrenamientos, haciendo participar a todos, de manera que todos se sientan partícipes y activos dentro del equipo.
Creemos que mantener todos los hábitos ha hecho que no se generara estrés, sobre todo ante el último partido, que es el que más expectativas ha levantado entre las familias. Conseguimos focalizar todas las energías en lo que era lo importante: estar centrados en el partido.
Después de tres años juntos, entienden que nuestra filosofía es gestionar la mejora y que el fallo está permitido. No pasa nada si fallamos, pero sí que es importante analizar el porqué se ha fallado y qué hay que hacer para conseguir cambiarlo.
¿Qué objetivos te marcaste para que los jugadores crecieran como deportistas y como personas?
Este grupo, hace tres años había participado en el campeonato del Consell y era la su primer año en fútbol 7 y en el la liga de la Federación.
Desde el principio incidimos en la parte formativa, la parte posicional, los aspectos tácticos, que aprendieran qué rol debían desarrollar durante el partido… En el apartado técnico, ayudarles a desarrollar los aspectos que, de acuerdo con su edad, debían mejorar y, sobre todo, la parte coordinativa, con la que todo lo demás se asocia.
Por otro lado, en el ámbito personal, tratamos de fomentar su crecimiento individual utilizando el deporte como vehículo, para inculcar valores individuales y también los del equipo: animar aunque no juguemos, asumir las decisiones del entrenador, el sentimiento de pertenencia, apoyarse en los momentos buenos y en los malos… Todos ellos muy importantes en todos los ámbitos de la vida. Y, por supuesto, analizar todos los resultados, buenos o malos, desde una visión positiva e intentando siempre aprender y mejorar alguna cosa.
¿Cómo ayudas a que los padres te apoyen en el proceso de aprendizaje de sus hijos?
Al inicio sí que hubo una gestión más cercana, dado que, en algunos casos, predominaba una cultura de resultado, de “marcador”. Tal vez la parte formativa no recibía la misma atención que recibía la competición.
La primera temporada fue muy dura en lo referido a resultados, pero conseguimos focalizar toda la atención en la parte formativa y que valoraran el trabajo que estábamos realizando en cada entrenamiento y las mejoras que se manifestaban en aspectos técnicos, tácticos, coordinativos… De modo que pudieron valorar la progresión de sus hijos.
¿Cuál ha sido la experiencia de BChampion en estos tres años de trabajo con el equipo?
Creo que es el gran proyecto que hay detrás de toda esta parte formativa en Brafa. BChampion ha ido creciendo y mejorando, y es una gran base, sobre todo, para entrenadores, para darle continuidad, sentido y una línea de trabajo a todo el tema de valores que se trabaja aquí en Brafa.
Poco a poco va creciendo, con objetivos bastante variados, y supera el ámbito deportivo para llegar a la parte humana, al día a día en casa, al ámbito escolar, etc., de modo que el entrenador puede interrelacionar el proceso de formación técnico-deportivo con el proceso de formación en valores muy útiles para la vida cotidiana de cada uno.
Desde hace unos meses, la dirección deportiva te ha encargado que realices un seguimiento a la formación de los entrenadores de la escuela. ¿Qué objetivos os habéis marcado?
El enfoque que le queremos dar –aunque sea un proceso de “cocción” lenta– es muy positivo y muy diferencial, distinto a lo que he encontrado a lo largo de mi trayectoria como entrenador. Muchas instituciones tratan de alcanzar el nivel de sus equipos yendo a buscar a los jugadores fuera del club. En Brafa no es así. Aquí están los niños y niñas y las familias que quieren estar en Brafa y que creen en este proyecto educativo en el ámbito deportivo y personal, que van de la mano.
Y si queremos ofrecer esta calidad y estos objetivos de mejora como deportistas y como personas, debemos asegurarnos de que los entrenadores cuenten con la formación técnica y humana, con los recursos y conocimientos adecuados para ayudar mejor a los niños y niñas y a sus familias.
Tus hijas Lucía y Naya están en Brafa, en Iniciació Esportiva…
Están súper contentas. Apostamos por esta manera de formar porque el mundo del deporte esconde muchos valores que, bien trabajados y bien enfocados, son muy útiles en la sociedad hoy en día, y creo que compartirlos y vivirlos dentro de un ámbito deportivo es quizá la mejor manera de hacerlo.
Pensamos que Brafa es el mejor vehículo para conseguir o creer en esa formación, por el proyecto que tiene, por el enfoque que tiene, y por los formadores, por el trato humano.
Al final, es lo que queremos, como padres o como familias: que nuestros hijos o nuestras hijas vivan en un entorno de felicidad, crezcan, pero que trabajen y consigan asumir valores, y más si están escondidos dentro del mundo del deporte.
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