Oumar y su vídeo

Oumar es de Mali. Lleva tres años en Barcelona y todavía se expresa con muchas dificultades en castellano. Su lengua materna es el bambara, que usa con otros jóvenes de su país residentes en la ciudad, y habla también  francés. Gracias a la Cruz Roja tiene techo y viene a Brafa dos días por semana a jugar a fútbol. A pesar de que ya tiene 29 años, en el campo despliega una enorme energía y demuestra que el fútbol es su pasión.

Su viaje a Europa comienza con la pobreza de su familia. Un hogar sin agua ni electricidad. Una niñez sin escuela ni primeras letras. Una familia con problemas que no acierta o prefiere no explicar, a los que se tuvo que enfrentar personalmente utilizando sus ahorros para sacar de un apuro a su padre.

Antes embarcarse en la patera, Oumar vivió y trabajó en Argelia y Mauritania. De esos sueldos ahorró 2.000 dólares para comprar el «pasaje» de una embarcación frágil y sobrecargada. Sin embargo, arribó a las Islas Canarias, su primer puerto. De allí saltó a Barcelona.

Oumar es el protagonista de un vídeo, un vídeo mucho más modesto que el de la campaña #noseashooligan. Lo grabaron con un móvil, en vertical. Aparece jugando con un balón, dando toques con unas chanclas y sin perder el control de la pelota. Tiene técnica.

A Oumar tratan de ayudarlo en el Programa Spes de Brafa. Junto con otros inmigrantes que atiende la Cruz Roja, acude semanalmente a pasar un buen rato jugando a fútbol. Después, un pequeño tentempié con los compañeros y los voluntarios. Con estos últimos puede comentar su situación, consultar lo que quiera o pedir ayuda en lo que necesite, dado que algunos hablan francés.

Lamentablemente, muchos de sus amigos están de paso. Tres meses y cambio de ciudad y, en ocasiones, de país. Para muchos de ellos, la estancia en Barcelona es una pausa en su viaje hacia un futuro mejor. Por eso, los participantes del Programa Spes que están en tránsito reciben especial atención personal, porque se trata de darles lo máximo en un corto período de tiempo.

Gracias a la tecnología, Oumar habla con su madre casi a diario. Así, se mantiene en contacto con su tierra, de la que se desarriagó casi por obligación.

En Brafa tratamos de que todos los participantes del programa disfruten del deporte, se mantengan en

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