Un mensaje de optimismo y esperanza

En un día soleado y templado de noviembre, en Brafa se celebró un aniversario importante para nuestra historia: los cincuenta años de la visita de San Josemaría. A pesar de buen tiempo, extraño a estas alturas del año, la celebración se llevó a cabo a la sombra, en el escenario –casi intacto– del evento original: el pabellón.

En total, unas trescientas personas se reunieron el sábado para recordar estas “conversaciones en familia” de San Josemaría con personas de lo más variado, con la celebración de la Santa Misa y el visionado de un vídeo. Como colofón, aperitivo.

Un recuerdo imborrable

De los asistentes a las tertulias de 1972 asistió una amplia representación. Lógicamente de los miles de personas que estuvieron con San Josemaría muchas han fallecido. Pero muchos que entonces rondaban la veintena o la treintena y que ahora suman setenta u ochenta años sí estuvieron presentes.

Jaume Dalmau, en aquel momento director de la escuela, recuerda lo que supuso la visita de San Josemaría para Brafa: “Fue muy emocionante ver cómo se llenaba el campo de fútbol de coches de los que venían a ver a San Josemaría. Vi cómo se llenaban por primera vez las nuevas instalaciones de gente”, comenta.

“En 1972 nos acabábamos de trasladar desde La Bordeta a Nou Barris, era como comenzar de nuevo y teníamos una cierta sensación de soledad: no había ni un árbol, allí estaban los campos y las pistas de tierra… La presencia de San Josemaría y de toda la gente que acudió esos días dio calor al nuevo Brafa.”

Cincuenta años después, con una escuela llena de actividad, señala que le emociona ver cómo Brafa “continúa, a pesar de todos los cambios, ofreciendo a sus participantes una formación en valores humanos y cristianos. En esto, lo más importante, no ha cambiado”.

María Luisa Barroso llevaba pocos meses casada y esperaba a su primer hijo en noviembre de 1972. “Me encontraba –recuerda– en los primeros momentos de mi vocación de supernumeraria del Opus Dei y escuchar a San Josemaría supuso un importante impulso en mi vida cristiana. Por eso, volver a Brafa cincuenta años después me lleva a dar muchas gracias a Dios por la oportunidad de haber estado con San Josemaría, por sus enseñanzas y, también, por comprobar que en Brafa se continúa haciendo una gran labor hoy día”.

Un horizonte de esperanza y optimismo

La santa Misa comenzó a las once acompañada por el órgano y las voces de la coral de Canigó. El celebrante, mossèn Joan Fernández, que asistió a las tertulias en el seno materno, señaló en su homilía que este aniversario “es una buena oportunidad para pedir a Dios que las enseñanzas de San Josemaría sigan siendo para nosotros un horizonte de esperanza y de optimismo”.

Y, como no podía ser de otra forma, relacionó la lucha personal con la actividad deportiva: “Nos viene bien recordar que aquí, en este pabellón, San Josemaría invitó a afrontar el progreso en la vida interior y en la tarea de evangelizar con el mismo espíritu deportivo que los atletas ponen en sus entrenamientos, que jamás se dan por vencidos”.

“Enseñanzas”, las que el santo transmitió en Brafa, que se encuentran recogidas en textos y vídeos que se pueden encontrar en la red. Y es que muchos de los encuentros que San Josemaría mantuvo en diferentes países se filmaron, muy a su pesar, por instancia de Álvaro del Portillo, que supo ver la importancia de conservar las grabaciones de las enseñanzas del futuro santo.

La herencia de San Josemaría en Brafa

Lola Carvajal lleva catorce años trabajando en Brafa y es consciente de la importancia del fundador del Opus Dei en la historia de la escuela. “Me encantó la ceremonia –explica– y ver la alegría de tantas personas, especialmente las mayores, que se reencontraron en Brafa para esta celebración. Se les veía muy contentos, conversando en grupos después de la misa, sintiendo muy suya la celebración”.

El trabajo de Lola, Paco o Jose es fundamental para que los participantes se encuentren bien en Brafa, porque mantienen las instalaciones en perfecto estado. Y aunque la mayoría de los alumnos de la escuela no los conozcan, saben de la importancia de su trabajo en la labor que lleva a cabo la institución, una idea que encaja con las enseñanzas de San Josemaría sobre el trabajo bien hecho o el cuidado de las cosas pequeñas.

En la escuela permanece todavía el gran cartel que recuerda en aniversario. En breve se retirará, pero San Josemaría y su mensaje permanecerán en Brafa.

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